Cuando recién terminada la Guerra Civil española se construyó en la localidad de Garcibuey un depósito para el riego de 3.000 metros cúbicos, nadie podrÃa presagiar que, 81 años después, fuera una de las piscinas naturales más singulares y destacadas de Salamanca. El estanque de La Palla, ubicado a 1,5 kilómetros de la localidad serrana, puede presumir de refrescar desde hace décadas los veranos, no solo de los garcibueños, sino también de los visitantes que cada dÃa se acercan hasta este remanso de paz.
Pero volvamos a los años de posguerra. En 1940, los agricultores de esta zona donde confluyen los términos de Garcibuey, Valero y Cilleros de La Bastida, decidieron afrontar la construcción de un gran depósito de agua para regar sus productivos campos de cultivo. De esta manera se garantizaban el suministro en periodos se sequÃa o escasez. Gracias a una subvención del Estado, lograron culminar la obra del, desde entonces, conocido como el estanque de La Palla. Por algo se nutre de las frÃas y cristalinas aguas del arroyo del mismo nombre y además está ubicado en el conocido como Collado de la Palla.
La función de dotar de suministro a agricultores y vecinos sigue presente, pero además, el estanque de La Palla es una extraordinaria piscina natural para los meses de verano. Cuenta con una escalera de acceso y una profundidad de unos dos metros. Un lugar idea para aplacar las altas temperaturas veraniegas, nadar sin apreturas y sentir las brisa serrana en un entorno natural único. Además, la zona cuenta con chiringuito, merendero y varios puntos de sombra para protegerse del sol.
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