La reina Quilama preside majestuosa uno de los parajes situados en San Miguel de Valero. Dice la leyenda que el último rey visigodo, Don Rodrigo vivió un apasionado romance con una mujer mora en un castillo situado en las inmediaciones de esta localidad salmantina. Sin embargo, el padre de la mujer no aprobó tal relación y se levantó en armas con un ejército árabe que acabó con Don Rodrigo, pero que nunca pudo acabar con el hechizo en forma de amor que habÃa nacido entre los dos.
Hoy la escultura de hierro forjado vigila los alrededores desde el paraje de La Mata. Todo un lujo disfrutar de la tranquilidad y las noches estrelladas de estos dÃas de verano, un sosiego que contrasta con el terrorÃfico resplandor que surge en el horizonte, huella del incendio en la Sierra de Gata, que iluminó de fantasmas la noche estival.
Al igual que la reina Quilama, un castaño centenario (que algunos llaman de los enamorados) se levanta imponente en San Miguel de Valero, un lugar excelente para disfrutar de algunos de los encantos de los que nos priva la gran ciudad.
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