Entre tupidos bosques de robles se levanta la villa de Mogarraz, una de las localidades de la Sierra de Francia que mejor ha sabido mantener sus tradiciones.
Una forma de conocerla es adentrarse sin rumbo fijo por sus calles y rincones. Ello te permitirá descubrir una bella arquitectura de entramado y originales dinteles, frecuentemente grabados con alusiones religiosas.
Recorre sus calles buscando el rumor cercano de alguna fuente o el seductor aroma de las bodegas caseras. Atraviesa pasadizos o remonte callejuelas empinadas. Descubre insólitos cruceros y escudos de viejos linajes o de la temida Inquisición. Deténte en la ermita del Humilladero o acércate hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves.
Allí, a la sombra del campanario, se celebra en agosto el Ofertorio a Nuestra Señora, entre el bullicio de la fiesta y el hondo sentir religioso de las gentes. Es una ocasión única para admirar las ricas indumentarias y joyerías serranas que abandonan por unos días el resguardo de arcas y baúles.
Y si prefieres naturaleza en estado puro, en bella sincronía con el arte, no lo dudes y recorre el Camino del Agua, un paseo para recordar.
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