El 8 de septiembre, hacia las 12 del mediodÃa, se celebra la misa presidida por la SantÃsima Virgen. Esta misa, antaño, era predicada por los frailes franciscanos del Monasterio de Gracia de San MartÃn del Castañar. Después comienza la danza: los danzarines, vestidos con los trajes tÃpicos, suben hasta el caño de la plaza a buscar a las mozas que allà esperan. Siempre están acompañadas por el tamborilero y âel gracioso de la danzaâ, que es el que invita a los danzarines a ir por las mozas recitando unos versos.
En el caño, las mozas le cantan a la Virgen. Bajan todos, bailando, delante de la iagen, uno a uno y empezando la mocita del ramo le âechan la relaciónâ, (poesÃas a la Virgen, contando su vida y pidiendo por sus familiares, amigos y el pueblo entero).
Después de las relaciones, vienen los bailes y los paleos, únicos en Miranda, y uno de los momentos más impresionantes de las fiestas. Estas danzas y paleos son como hace cientos de años, bailan cruzándose entre sà y golpeando palos unos contra otros. A continuación, las mozas le cantan âel ramoâ a la Virgen y âtecen el cordónâ, cada moza lleva atado un cordón de un color en su mano, (el otro extremo está en un arco de flores), asà danzan y giran unas con otras hasta âtejerâ el cordón, al terminar, el pueblo entero espera si son capaces la mozas de âdestecerloâ danzando en sentido inverso.
Después de todos los bailes, llega el ofertorio: desde la casa del prioste se inicia un cortejo, la priosta y mayordomas (ataviadas con saya, mandil, chambra y mantilla negra), acompañadas por el tamborilero y danzarines, portan media fanega de trigo, otros llevan una cuartilla de trigo, otros ofrecen roscones, hornazos, etc., se ofrece a la Virgen y los priostes lo subastan.