Lo peculiar de este rito es que las campanas se tañen todo el dÃa y parte de la noche por los vecinos que suben al campanario para recordar a sus seres queridos que han fallecido. Si bien esta tradición existÃa en más municipios de España, en esta localidad era costumbre muy arraigada y recordada por los vecinos con especial devoción. Tanto es asà que hace dos años y de forma espontánea Inocencio Sánchez ÂCapi reanudó esta ceremonia secular. De esta forma, amigos y familiares se sumaron a esta iniciativa ya recuperada.
Según explica la alcaldesa de Cepeda, Francis Ciudad, Âlos encargados de tocar las campanas el DÃa de los Santos eran los monaguillos quienes, haciendo relevos cada poco tiempo, tocaban las campanas desde las cuatro de la tarde hasta la medianoche. En aquel dÃa y cuando el frio era intenso, las mujeres del pueblo se acercaban a llevarles tazones de caldo caliente para que entraran en calor ya que estaban tocando por los que ya no estaban para que siguieran siempre en el recuerdoÂ. ÂEl año pasado y sin esperarlo las señoras mayores también nos llevaron caldo cuando oyeron tocar las campanas e hicieron lo que se hacÃa siempre llevar caldo a la torre el dÃa 1 de Noviembre. Antes incluso se asaban castañas en la torre mientras se tocaban las campanasÂ, añadió.
Después del rosario celebrado en el camposanto, los lugareños que asà lo desearon ascendieron a la torre del templo. Los ecos lastimeros de las campanas resonaron por la Sierra de Francia hasta la medianoche, cuando mujeres vestidas de negro recordaron los difuntos. La espadaña y las escalinatas iluminadas con velas hacÃa que el clamor de las campanas sonara todavÃa más profundo, de forma pausada y lenta: tan, tan, tan, ton/ TLON, TLON / tan, tan, tan, ton/ TLON, TLON...; y cada diez minutos cambio de sones, repicando: tan, tin, tan, tonÂ
. Una cadencia, que nos evoca sentimientos de nostalgia, melancolÃa y tristeza es la que hace llorar de forma sollozante a las campanas de Cepeda. Un sentimiento que une y sobrecoge al pueblo y visitantes con ese tañido tan penetrante y conmovedor.
El DÃa de Todos los Santos es pues una noche especialmente estremecedora en este municipio, en la que las campanas doblan de forma ininterrumpida gracias a la participación de los vecinos de todas las edades que arrancan a las campanas sus gemidos y sus llantos lastimeros.
Fuente: http://www.salamanca24horas.com
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